Las redadas migratorias llevadas a cabo por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) han generado una creciente ola de temor entre los residentes del Este de Los Ángeles, una comunidad mayoritariamente latina, tras el arresto de un joven supuestamente vinculado a una manifestación.
“Estamos preocupados, yo principalmente no puedo dormir tranquila pensando en qué puede pasar. Los niños están asustados… Es terrible lo que está pasando, pero Trump no quiere parar”, expresó Xiomara, una vecina del sector. Nacida en Honduras y con más de 20 años viviendo en EE. UU., Xiomara tiene residencia legal y sus hijos son ciudadanos estadounidenses, pero aun así siente que su seguridad está amenazada.
La comunidad reportó una presencia inusual de agentes de inmigración en parques y espacios públicos. “Ayer estuvo migración en el parque y anduvieron agarrando personas. Yo no quise ir y advertí a mi hija que no fuera con los niños porque no nos queremos arriesgar”, agregó Xiomara.
El barrio, donde más del 90 % de la población es latina, ha sido históricamente un símbolo de la cultura y resistencia migrante en California.
Protestas y militarización
Las tensiones se incrementaron tras las redadas del pasado 6 de junio, que provocaron protestas en varias ciudades del estado. En respuesta, el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de miles de tropas federales para reforzar el control migratorio y contener las movilizaciones.
Organizaciones de derechos civiles y grupos proinmigrantes han condenado lo que califican como una escalada de “tácticas de intimidación” por parte del gobierno federal, mientras las comunidades afectadas claman por protección y respeto a sus derechos fundamentales.