Viernes de Dolores: Un día de recogimiento y consuelo para la Virgen María

Este viernes 11 de abril marca una de las fechas más significativas para los fieles católicos: el Viernes de Dolores, también conocido como el Viernes de Concilio o el Sexto Viernes de Cuaresma. Esta jornada, profundamente simbólica, es dedicada al consuelo de la Virgen María, quien, en el marco de la Semana Santa, presencia el sufrimiento y muerte de su hijo, Jesucristo, antes de su gloriosa resurrección.

Celebrado el viernes anterior al Domingo de Ramos, el Viernes de Dolores se inserta dentro de la Semana de Pasión, un período que prepara espiritualmente a los creyentes para vivir los misterios más profundos de la fe cristiana.

Significado religioso

Durante este día, los católicos expresan su fervor y devoción en torno a los Dolores de Nuestra Señora, recordando el sufrimiento que la Virgen María soportó al ver a su hijo camino al Calvario. La liturgia incorpora la tradicional secuencia del Stabat Mater, un himno que refleja el dolor de la Virgen al pie de la cruz.

En varias regiones, el Viernes de Dolores también marca el inicio no oficial de la Semana Santa, ya que a partir de este día comienzan las procesiones, especialmente en países de fuerte tradición católica como México, España, Colombia y la República Dominicana.

Ayuno y abstinencia

Fieles a las prácticas de penitencia, muchos católicos guardan ayuno y abstinencia durante este día. En algunos lugares, el consumo de carne está prohibido como acto de sacrificio, en sintonía con el espíritu de reflexión, recogimiento y preparación que caracteriza a la Cuaresma.

Un día de fe en medio del dolor nacional

Este año, el Viernes de Dolores coincide con un momento de duelo profundo en República Dominicana, debido a la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set, donde más de 200 personas perdieron la vida. En este contexto, el día adquiere un significado aún más emotivo, en el que el sufrimiento de la Virgen María se entrelaza con el dolor de un pueblo entero.

La conmemoración de este día invita a acompañar a María en su dolor, pero también a fortalecer la fe, la esperanza y la solidaridad entre los creyentes, confiando en la promesa de la resurrección.